Una escapada a Segovia

El Acueducto de Segovia.
El Acueducto de Segovia.

Se acerca el macropuente de la Inmaculada. Este año es tan largo que permite incluso la posibilidad de dividirlo en dos. Muchos de vosotros ya estaréis pensando en posibles destinos y he decidido tomarme la libertad de haceros una recomendación: visitad Segovia. Gracias a mi amiga Bárbara M. Díez, fue mi gran descubrimiento del pasado puente de Todos los Santos. Como está muy cerca de Madrid, casi todo el mundo suele ir y volver en el mismo día, aunque Segovia bien merece un fin de semana. En cualquier caso, se opte por una sola jornada por un un fin de semana completo, Segovia no dejará a nadie indiferente. Al menos, esa fue mi experiencia. Despiertos desde bien temprano, salimos de Madrid para dirigirnos al Palacio Real de La Granja, en San Ildefonso, que está tan sólo a unos pocos kilómetros de la capital. Como era lunes, no pudimos visitar el palacio. Tampoco vimos las famosas fuentes en funcionamiento. No importa, sólo el paseo por los jardines ya merece el desplazamiento. El pueblo de La Granja es, además, realmente bello. Como salido de un cuento. Recorriendo sus calles y perdiéndonos entre los jardines uno entiende muy bien por qué los reyes eligieron este enclave para establecer su residencia de verano. Terminada, la visita seguimos el camino hacia Segovia. No sabía decir exactamente por qué calles entramos en la ciudad, pero lo cierto es que casi sin esperarlo nos encontramos frente al Acueducto. Como todo el mundo, había visto miles de fotos del famoso monumento. Nunca creí, sin embargo, que cuando me encontrara a sus pies fuera a impresionarme tanto. Normalmente, los turistas suelen conformarse con esta visión desde la misma plaza del Azoguejo. Conocer a alguien de la tierra, sin embargo, siempre tiene ventajas. Y en este caso también. Fer nos llevó al nacimiento mismo del Acueducto, el lugar en el que emerge de la tierra para salvar los casi treinta metros que llega a alcanzar en su punto más alto. Segovia es, en cualquier caso, mucho más que el Acueducto y el Mesón de Cándido. Segovia es también la Taberna Rubí, a pocos metros de la Plaza Mayor. Y la Sinagoga. O las vistas de toda la ciudad desde el Parador, muy cerca de la iglesia de la Virgen de la Fuencisla. En mi caso, Segovia irá unida siempre a una magnífica sopa castellana frente a la Catedral, al posterior paseo hasta los jardines del Alcázar a las vistas desde las murallas o al olor de las mantecadas recién hechas junto a la iglesia de San Esteban. Me faltaron, desde luego, muchas cosas por ver. Algún día volveré, pero desde luego Segovia, como lo había hecho antes otras ciudades de Castilla, Segovia ya me ha ganado. franciscompastor@gmail.com

 

Publicado por Francisco M. Pastor

Licenciado en Periodismo. Máster en Gestión de la Comunicación Política y Electoral. Posgrado en Marketing y Comunicación de los Destinos Turísticos (UOC-OMT/UNWTO. Doctorando en Comunicación. En la actualidad me dedico a la consultoría turística, actividad que desarrollo como senior advisor en Grant Thornton España. Además, soy profesor de Teoría de la Comunicación e Historia de la Comunicación Social en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y formador en materia de turismo sostenible del Centro Internacional de Formación de Autoridades y Líderes (CIFAL) en Málaga. Igualmente, soy el responsable de comunicación de este centro dependiente de la agencia UNITAR de Naciones Unidas y colaboro como facilitador con la Organización Mundial del Turismo (OMT).

Un comentario en “Una escapada a Segovia

  1. Sí que pasamos un buen día, y como tú dices Segovia es mucho más que el Acueducto, pero él, en sí mismo, es una PASADA… ¡con la boca abierta me dejó a mí también!
    Como decían Astérix y Obélix.: «Están locos estos romanos» ¡pero qué grande su locura!

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